viernes, 30 de octubre de 2015

Experimentación en Medicina I.

Los experimentos realizados sobre el ser humano son tan antiguos como la propia historia de la medicina. Desde la medicina precientífica con chamanes y curanderos, donde el empirismo refleja la experimentación en el hombre, es decir esto funciona y cura porque no mata, hasta la actualidad vamos a ir viendo como se pasa de las buenas prácticas terapéuticas al ensañamiento más encarnizado.
En su texto Fronteras de la Medicina, el profesor Reverte Coma nos hace ver como desde la creación de los primeros hospitales, las primeras terapias, las primeras universidades y docencia, se ha experimentado sobre el ser humano: el Hospital y el enfermo hospitalario es un medio de ensayo, un medio de experimentación.
Desde lo que conocemos como el principio de la Medicina vemos ejemplos como el epigrama de Marcial en el que se queja a Símaco, el médico que le atendió con sus aprendices: “cien manos me tocaron, antes no tenía fiebre y ahora si”.
En el siglo III, Celso cita en De re médica que en Alejandría Herófilo y Erasistrato fueron quienes realizaron las primeras autopsias sobre cadáveres y las primeras vivisecciones sobre individuos vivos que eran los reos condenados a muerte.
Hipócrates (460 a. C. ) redacta su juramento hipocrático, seguido incluso en la actualidad, donde refleja que el médico debe ponerse al servicio de la salud y del hombre. Aunque la escuela hipocrática no realiza autopsias, si que basa en una experimentación su terapéutica.
Galeno, aunque no hizo autopsias sobre el ser humano, si lo hizo en animales, formalizando lo que desde entonces se considera experimentación clínica, que hasta el Renacimiento con Vesalio no vuelve de manera oficial a practicarse.
Andreas Vesalio, médico personal de Carlos V realiza en Flandes multitud de autopsias en cadáveres humanos corrigiendo antiguos errores anatómicos.
Harvey a través de experimentos controlados en seres humanos es capaz de descubrir la circulación sistémica tal como la conocemos.
Podemos ver muchos más ejemplos, Falopio, excelente anatomista de Pisa, para descubrir los efectos del opio, solicitó al Duque de Toscana la entrega de dos condenados a muerte. Uno de ellos fallece y el otro no, lo que le es útil para su estudio, no obstante al continuar suministrando opio al sujeto, éste finalmente fallece.
Danys en 1667 comenzó a realizar las primeras transfusiones de sangre, inyectando 250 ml de sangre de cordero en las venas de un niño de 16 años, que obviamente falleció.
Quizás el caso más llamativo sea la creación de las vacunas, que como muchos sabemos se la debemos a Edward Jenner en el año 1798, en el que demuestra la efectividad de la vacuna de la viruela.
Jenner observó que las vacas padecían una enfermedad llamada Vaccina o viruela de las vacas (cowpox), que produce erupciones en las ubres semejantes a las que produce la viruela humana. Las vacas contagiaban la enfermedad a las lecheras que las ordeñaban, en las que aparecían pústulas en las manos, de carácter benigno.
Sin embargo estas personas se volvían inmunes contra la viruela humana, lo que le llevó a la idea de inocular a una persona sana con la viruela de las vacas para conferirle inmunidad frente a la terrible enfermedad.
El 14 de mayo de 1796 inoculó pus de una pústula de la mano de la ordeñadora infectada Sarah Nelmes a un niño de 8 años llamado James Phipps.  
Este desarrolló una enfermedad leve entre el 7º y el 9º día con una vesícula en los puntos de inoculación, que desapareció sin incidencias. El 1 de julio, inoculó al niño con la viruela humana, sin producir enfermedad, quedando inmunizado.
Hasta el momento hemos visto ejemplos que realmente aunque muy cuestionables éticamente no han supuesto para entendernos un crimen contra la humanidad, un genocidio.
Lo veremos más adelante.


martes, 27 de octubre de 2015

Siglos XX y XXI para los Mayas

Hoy los mayas viven como campesinos en comunidades rurales, a pesar de que emigran cada vez más a las ciudades en busca de trabajo o para huir de la represión y la pobreza. Las comunidades se suelen establecer en las proximidades de pequeños centros urbanos con sus plazas, donde fijan sus mercados y llevan a cabo fiestas religiosas. Hoy día, casi tres millones de personas hablan una de las 28 lenguas mayas repartidas en nueve familias lingüísticas, entre las que destacan: la quiché y la yucateca.
Otros pueblos mayas significativos con sus lenguas son: tzeltales, chamulas, lacandones, tojolabales y choles de Chiapas; choles y chontales de Tabasco; cakchiqueles, mames y pokonchis de Guatemala; y chortís del este de Guatemala y oeste de Honduras. Todos formaban parte de la civilización y cultura  común que hemos visto previamente como alcanzó las más altas cotas de desarrollo en Mesoamérica.
Caso especial es lo sucedido con los mayas en Guatemala en el pasado siglo.
Guatemala ha tenido hermosas y dignas épocas desde el inicio de la cultura maya milenaria hasta nuestros tiempos, sus obras, su arte, su cultura, sus hombres y mujeres ilustres y humildes, honrado por los Premios Nobel de Literatura, Miguel Angel Asturias y Nobel de la Paz, la indígena quiché Rigoberta Menchú. Sin embargo, Guatemala producto del enfrentamiento armado entre hermanos, ha tenido una de las páginas más sangrientas de la historia reciente. Durante más de 34 años, hasta 1994, se vivió bajo la sombra del miedo y la desaparición como amenazas cotidianas. A raíz de este terror se creo  La Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) establecida mediante el Acuerdo de Oslo, del 23 de junio de 1994, para esclarecer objetivamente las violaciones a los derechos humanos y los hechos de violencia que causaron sufrimientos a la población guatemalteca, vinculados con el enfrentamiento armado. 
Un sector de la población recurrió a la violencia armada para alcanzar el poder político, perpetuado en forma de dictaduras de corte militar, cometiendo los actos de violencia más desmedida contra la población más indefensa, la indígena, en particular al pueblo maya, cuyas mujeres fueron consideradas como botín de guerra y soportaron todo el rigor de la violencia organizada. La niñez indefensa sufrió los actos más desmesurados de salvajismo, pretendiendo exterminar de la faz de la tierra a los descendientes de los antiguos mayas, sin respetar las reglas más elementales del derecho humanitario, la ética cristiana y los valores de la espiritualidad maya.
Textualmente, a través de  miles de testimonios, se asistió con los sobrevivientes a momentos tan emotivos como las exhumaciones de sus seres queridos en los cementerios clandestinos; se escuchó a antiguos jefes de Estado, a altos mandos del Ejército y de la guerrilla etc.
Aunque muchos saben que el enfrentamiento armado causó muerte y destrucción, la gravedad de los reiterados atropellos que sufrió el pueblo todavía no ha sido asumida por la conciencia nacional. Las masacres que eliminaron comunidades mayas enteras pertenecen a la misma realidad que la persecución urbana de la oposición política, de líderes sindicales, de sacerdotes y catequistas. Se sospecha que además de las muertes oficiales pudieron ser eliminadas más de 200.000 personas, pertenecientes por lo general a alguna etnia maya.
Como dice el texto del CEH, reconocer la verdad beneficia a todos, víctimas y victimarios. Las víctimas, cuyo pasado ha sido degradado y manipulado, se verán dignificadas; los victimarios, por otro lado, podrán recuperar la dignidad de la cual ellos mismos se privaron, por el reconocimiento de sus actos inmorales y criminales



sábado, 24 de octubre de 2015

Colapso de la Civilización Maya.

La opinión general es que los mayas empezaron a desaparecer a mediados del siglo XIV, de tal forma que cuando los españoles llegaron al territorio Hondureño, Copán era una ciudad abandonada y sepultada en la selva.
Existen 5 factores clásicos que se cree fueron los fundamentales párale abandono de las ciudades estado mayas a finales del Clásico.
Problemas Ecológicos
Este se dio debido al tipo de agricultura practicada, básicamente la tala y la roza.  Con este sistema el suelo poco a poco va perdiendo sus nutrientes hasta agotarlo, cuando la tierra entonces no es fértil se trasladan los cultivos  a otro lugar.
La falta de agua y erosión se originaron por el agotamiento del suelo y la imposibilidad de realizar las siembras adecuadas en las épocas del año correspondientes.
Catástrofes
Terremotos, deslizamientos debidos a los derrumbes, fuertes huracanes y grandes inundaciones como corresponden al Área centroamericana por la inestabilidad de las mayas.
Desarrollo
Disminución de sus fuerzas productivas, desintegración en las relaciones de producción, crecimiento de la población, contradicciones internas en la sociedad Maya, esta determinada por el choque entre las Aristocracia sacerdotal y el pueblo.
Influyen 3 elementos para la estratificación de Clases de la Cultura Maya:
-La presencia de las motivaciones económicas en el estallido de la revuelta campesina
-La introducción de mercenarios del Valle de México con propósitos de control social, lo que habría dado lugar a una atmósfera de militarismo creciente y al enfrentamiento entre ciudades estado.
-El decaimiento moral por la introducción de ideologías decadentes.
Invasiones
Las migraciones del Valle de México, del área nahua poco a poco fueron introduciendo su cultura y haciendo desaparecer el sistema clásico de valores que ayudarían a el decaimiento de la civilización..
Cambio climático
La desintegración de la civilización maya se precipitó por tres sequías sucesivas prolongadas que alrededor de los años 810, 860 y 910 y que duraron aproximadamente una década cada una, coincidiendo con las tres fases del colapso de esta cultura, según las pruebas arqueológicas. Los intervalos de mayor sequía fueron breves cada uno con una duración de tres a nueve años pero ocurrieron durante un período extendido de reducción general de la precipitación pluvial, que pudo haber empujado al sistema maya al borde del colapso.
Sin embargo no todo es tan sencillo, ni la desaparición de unan civilización se puede atribuir a un único hecho aislado.
En el imaginario colectivo de los estudiosos de la civilización maya, existe la idea de que ésta tuvo un final dramático y súbito a finales del Clásico, de manera que como hemos enunciado previamente, en el siglo VIII la guerra fue endémica, el paisaje estaba debilitado, las ciudades abandonadas, y que los campos hasta entonces en producción volvieron a cubrirse por el bosque, tantas evidencias indicativas de una catástrofe social y ecológica. 
Estas ideas, bien asentadas en el corpus teórico tradicional de la mayística, y ahora criticadas por los investigadores, resultan de vez en cuando exacerbadas por distintos agentes, bien procedentes de otras disciplinas o desde medios más populares rayando con el esoterismo consiguiendo una mayor penetración en la sociedad que el derivado de años de esfuerzo científico. 
Estudios recientes han cambiado de forma decisiva el panorama clásico: incluso si sólo consideramos el marcador más arquetípico que sirvió para identificar el colapso, el fin del uso de la Cuenta Larga, el proceso dilató al menos entre el 760 y el 909 d.C. Si utilizamos otros parámetros de valoración, este proceso fue más duradero y manifiesta un elevado rango de variación en su carácter y escala (Demarest, Rice y Rice 2004; Webster 2002). 
Por otra parte, en el mundo maya prehispánico se han producido otros “mini-colapsos,” crisis, a nivel local y regional desde el Preclásico, fenómenos que los mayas fueron superando. 
Las evidencias que contestan el concepto de “colapso” maya han concluido en nuevas formas de considerarlo, definiéndolo desde una dinámica perspectiva que alterna etapas de crisis con momentos de estabilidad. 
De manera reciente, antropólogos culturales aplican el concepto de resiliencia, “la capacidad de un sistema para absorber los disturbios pero reteniendo su función y estructura básica,” para definir esta dinámica histórica (McAnany y Gallareta 2010). Según este diseño se pueden producir cambios en distintos niveles y con distintos ritmos: algunos evidencian aspectos dramáticos, pero no afectan por igual al conjunto del sistema, que verá cómo se transforman de manera definitiva algunas de sus estructuras, mientras que otras lo hacen lentamente e, incluso, persisten en el largo plazo (McAnany y Yoffee 2010: 10).
McAnany y Yoffee (2010: 5) emplean el siguiente simil: “el estudio del colapso es como cuando uno mira una fotografía digital en baja resolución: es nítida cuando es pequeña y compacta y se mira a distancia, pero se disuelve en partes desconectadas cuando se examina de cerca.” 
Los avances de la arqueología y la epigrafía permiten contemplar el pasado maya de manera más próxima, de modo que fenómenos que se consideraban generales como el colapso se han descompuesto en historias particulares que permiten su crítica y una mejor comprensión.
El colapso del mundo Maya Clásico demuestras ser un tema traumático por la dificultad de su comprensión, y ha ocupa una parte significativa de nuestra interpretación de esta civilización. Sin embargo, los avances alcanzados en estas últimas décadas permiten considerar la dinámica histórica de los mayas prehispánicos desde una perspectiva menos dramática e idiosincrásica, en consonancia con la dinámica histórica definida para otras civilizaciones. 
Los modernos programas arqueológicos y epigráficos permiten conocer una gran cantidad de historias particulares de ciudades y sus territorios, que sugieren desajustes de importancia en los modelos explicativos anteriormente construidos: ya no todos los sitios y regiones colapsan, los que sufren este proceso no lo hacen al mismo tiempo ni con la misma intensidad, no en todos intervienen las mismas causas y agentes, y en muchos se trata de una crisis más, quizás más fuerte, de una secuencia.

Palenque, Chiapas.
Códice Trocortesiano.

lunes, 19 de octubre de 2015

Pasiegos y Maragatos

1. PASIEGOS.
Habitaban el valle del Pas y del Miera y la comarca de las Machorras en las estibaciones del alto de Lunada y de Estacas de Trueba. Geográficamente pertenecían a dos provincias, Cantabria y parte de Castilla León. Al igual que los vaqueiros practicaban la transhumancia de montaña, viviendo en pequeños prados y en los meses estivales ascendiendo la montaña, formas de vida que se remontan al siglo XI. De manera administrativa los Valles del Pas no tenían entidad institucional propia, perteneciendo al Monasterio de Oña cedidos por el Conde Sancho García en 1011 con los derechos de pastizaje.  Hasta el año de 1689 las tres villas pasiegas no se constituyeron como villas independientes (habían dependido de Castilla, de Burgos, de Navarra y de Cantabria).
Las peculiaridades pasiegas se han transmitido hasta nuestros días.  Hoy, se puede considerar que los pasiegos son el único pueblo vivo, con sus campos, prados y ganado. Los pueblos de los pasiegos se constituyen en grupos de pequeñas casas que se agrupan en torno a una iglesia, cada prado o sel, posee estas cabañas, sencillas y austera de tejados de pizarra y dos plantas. La vida se desarrolla en la vivienda y en el prado, pese que con la industrialización y la expansión urbanita su ecosistema es uno de los que más se han dañado.
La estigmatización aunque menos intensa que la que sufrieron los pueblos que hemos visto previamente, también tuvo lugar y los pasiegos fueron vistos como aldeanos, pobres e incultos y a veces malencarados. El origen de la misma es dudosa, hay teorías en los que la creencia de su cercanía a diferentes razas como árabes y judíos pudo condicionar la inquina social, evidentemente muy poco probables. La realidad de la estigmatización reside en el aislamiento, la pobreza y la incultura. Al igual que los vaqueiros su folklore su cultura, viva incluso hoy, comparte rasgos comunes con un gran nivel de sincretismo entre lo cristiano y lo pagano, contando con un gran número de tradiciones y creencias comunes con otras culturas rurales.

2. MARAGATOS.
La peculiaridad de los maragatos es que no fueron un pueblo claramente estigmatizado. Nunca sufrieron las persecuciones de los anteriores y se mantuvieron orgullosos de su origen, incluso muchos tuvieron éxito en los negocios gozando de importantes fortunas. 
La maragatería se emplazaba en lo que hasta el siglo XIX se llamó la Somoza, espacio geográfico que ocupa esta comarca leonesa adscrita a la Diócesis de Astorga. El término maragato es muy reciente y en realidad su origen es dudoso, desde venir de mauri-copti o moro cautivo hasta que desemboca de mauriscato en maragato, otros defienden que procede de Maragat una provincia a orillas del Nilo, en fin sin demasiado fundamento. En realidad el término maragato se puede considerar que es reciente y puede venir del término mercader, lo cual es más factible, ya que consideraría el término nos desde el punto de vista etimológico, sino antropológico y etnológico.
Se establecieron desde la Edad Media en la provincia de León, que practicaron la endogamia y que su cultura se basó en la arriería. La leyenda sitúa su origen cercano a los moriscos, judíos y otros pueblos marginados. La forma tradicional de comportarse y vestir tan diferente al resto del país, con sus calzones grandes o bragas maragatas, sus sombreros de anchas alas tirando de un carro con mulas es la clásica descripción del maragato. Una vez que se van estableciendo en las urbes, renuncian a sus trajes tradicionales con la aculturación.
En la zona geográfica que nos ocupa, las gentes empezaron a dedicarse al comercio y a viajar, surgiendo un comercio arriero sin equivalentes en el país. La Maragatería era pobre en suelos de cultivo, lo que condicionó unas características sobrias y una necesidad de sus gentes de dedicarse al comercio. Sus casas y costumbres eran austeras sin lujos ni tentaciones. El hombre vivía en los caminos y las mujeres y los niños esperaban en el hogar. Según su economía y prosperidad debidos al comercio fueron mejorando, intentaron integrarse en una nobleza que en ocasiones salvo para mantener el comercio y las riquezas les cerró las puertas.
Las vestimentas en los hombres ya descritas, o los adornos típicos de las mujeres, colgados del pecho como un rosario, llamados arracadas (sartas que eran relicarios con figuras religiosas propias), fueron un signo de identidad mantenido incluso durante el siglo XIX. Curiosamente una tradición gastronómica y cultural ha llegado hasta nuestros días, quien no conoce el cocido maragato, en el que la sopa se sirve al final. La tradición nos dice que se come así porque durante la ocupación francesa se decidió ese orden para que pudiera dar tiempo, una de tantas teorías de las que existen. También las bodas, las fiestas han permanecido en el imaginario y la tradición hasta nuestros días. Hoy reconocemos prácticas recogidas en documentos como la covada, practicadas hasta hace un siglo: tras el parto el marido se colocaría suplantando a la madre quedando a solas un rato con el recién nacido, o permaneciendo los tres en la cama. En esta costumbre se ha visto la intención mágica de que el varón atraiga los malos espíritus, haciendo que la madre y el bebé que están más débiles quedaran protegidos. Estas prácticas ancestrales se han recogido también en otros pueblos del norte.
El aislamiento al que se sometieron los maragatos tiene un doble origen, en primer lugar el económico en los siglos XVI y XVII, cuando surge la pujanza económica de los mismos, despertando envidias y suspicacias entre los vecinos,  unos nuevos ricos ajenos a la nobleza eran considerados extraños y de ahí su relación con los judíos. El segundo, más tardío es el aislamiento voluntario al que se sometieron para conservar unas estrictas costumbres incluso en el seno de la familia.
A partir del siglo XX pasaron de viajantes a viajeros y a establecerse en núcleos urbanos, incluso migrando al Cono Sur, de hecho gran cantidad de maragatos migraron a la Patagonia y a Uruguay dejando su huella incluso en la vestimenta, que para algunos autores conformará la del moderno gaucho.




sábado, 17 de octubre de 2015

Los Vaqueiros de Alzada.

Se conoce por este nombre a un grupo de pastores dedicados a la transhumancia que habitan en las zonas montañosas de los concejos occidentales de Asturias.
Su dedicación al ganado en las zonas asturleonesas les otorgó en nombre de vaqueiros y de Alzada por la movilidad geográfica.
Una vez más una población transhumante choca directamente con las poblaciones fijas de la región, aldeanos ya sean de zona alta “xaldos” o próxima al mar “ribereños”. Los vaqueiros nacían y vivían en la Braña, es decir pequeños poblados ubicados en medio de las montañas asturianas, a una gran altura y con una población en torno a las cincuenta personas. La dedicación en la braña, donde pasan los inviernos, es hacia el ganado vacuno, aunque en menor medida también lanar y caballar, cultivando hierba y patatas como recurso agrícola. 
Hoy día es casi imposible saber de donde surgen las causas de la discriminación social, no obstante al ser más recientes que por ejemplo los agotes podemos tener más fuentes disponibles.  Posiblemente el modo de vida en la braña y la movilidad en relación a la vida sedentaria de la aldea, generan en esta una desconfianza hacia lo diferente: los vaqueiros no vivían en la aldea, ni pagaban impuestos, ni muchos de los niños iban a la escuela por ejemplo. Estas diferencias generaron la estigmatización y el rechazo, favoreciendo la endogamia y la generación de apellidos que limitan el origen vaqueiro. Con el tiempo en realidad un problema rural desembocó en un problema social siendo claramente repudiados por la sociedad asturiana. 
Según autores surgen a finales del XVI y el XVII aunque el origen concreto no es claro. Hay como en los agotes múltiples teorías de su procedencia aunque hoy día pensamos que pudieran proceder del mismo origen que el resto de los asturianos, puesto que no existe ningún tipo de diferencia entre unos y otros.
El vaqueiro vive para el ganado y la montaña, pasando el invierno y parte del otoño en las brañas, desplazándose en primavera a zonas más altas para que el ganado paste, recogiendo además hierba para después soportar el invierno.
Cuando bajaban a la aldea procuraban ir en grupo y mostrarse generosos y agradecidos en las ferias de ganado, en mercados, en cierres de negocios etc. 
Las fiestas en la braña eran en relación con el ganado y actos sociales como matrimonios etc. Y del habla vaqueira hoy se reconoce no como un dialecto, sino como una variedad del bable. 
Igual que con los agotes, la Iglesia aliada con los aldeanos, se negaba a dar el mismo tratamiento a los vaqueiros, en parte por su falta de contribución, también por no seguir de manera rigurosa los rituales eclesiásticos y por la desconfianza al estar separados de la iglesia. Por su parte los vaqueiros construyen un mundo espiritual a su medida, profundamente cristiana, pero compatibilizando de manera sincrética tradiciones paganas, con conjuros, ensalmos, oraciones propias exclusivamente de ellos.
Los vaqueiros fueron estigmatizados durante cuatro siglos, realizándose la apertura social a partir de mediados del XIX,  aunque permaneciera en el imaginario colectivo un cierto rechazo, pensemos que para parte de la sociedad descendían de moros, con el rechazo que en tierras astures esto suponía.
Hoy día en un mundo desarrollado el vaqueiro se ha perdido, se produce la emigración a las ciudades abandonando las brañas e integrándose en las aldeas.

viernes, 16 de octubre de 2015

Los Agotes

Tenemos noticias en las fuentes escritas y en la tradición oral de su discriminación desde el siglo XV, manteniéndose incluso hasta los principios del siglo XX. En Arizkun, en el barrio de Bozate incluso hoy día se puede respirar ese miedo ancestral. Parece mentira pero hoy, en pleno siglo XXI, existe el silencio por respuesta. Es muy raro que los vecinos se decidan a hablar de lo que fueron los agotes y sus descendientes.
El término agote de hecho es bastante reciente en la literatura, llegándonos desde el siglo XVIII, en siglos anteriores, debido en parte a la tradición oral, eran conocidos como cagots en el área francesa, de cuyo término derivaría agote o agota o el plural en euskera agotak y cuyo significado podría ser perro godo, can-got como veremos más adelante. También se les conocía como gafos, término que hace relación a la lepra, al igual que ladres, mesillos (terminología empleada en Navarra).
Su origen es tan dudoso y tan oscuro como la información que ha llegado a nuestras manos. La teoría más aceptada, puesta hoy en duda, es que podría proceder de los antiguos godos que habrían dominado la Aquitania, dando mala vida a los vascones, y que posteriormente se hicieron cristianos. La etimología de la palabra agote vendría de ca-got o perro godo, de ahí posteriormente cagot (en Francia) o agote. Pero realmente en los siglos posteriores a la breve dominación goda, no tenemos constancia de estos términos. En realidad las primeras crónicas “fiables”, parecen reconocer a los agotes como leprosos. Curiosamente este supuesto origen es la causa de su estigmatización, al portar y padecer la considerada “lepra blanca” de origen hereditario, tenían una particular fetidez, un aliento corrompido, falta de lóbulos en sus orejas y otra serie de peculiaridades físicas. No obstante si eran considerados enfermos ¿porque en la sociedad de la época no se les recluyo de manera definitiva?, etiquetar como leprosos a una comunidad tanto tiempo parece algo poco creíble, puesto que gozaban de buena salud. No tenemos respuesta.
Una última teoría los otorgaría un origen cátaro, producto de las migraciones de los mismos en Europa, pertenecientes a los gremios de artesanos y obreros.
La segregación fue tan brutal que no podían entrar a la iglesia por donde entraban en resto de los cristianos, no podían compartir la pila bautismal ni otros sacramentos como la comunión, no era posible que pudieran establecerse dentro del ámbito urbano y tampoco tenían derechos de vecindad aunque llevaran tiempo residiendo en el lugar. Era de obligado cumplimiento que se identificaran como agotes y además se les obligaba a practicar la endogamia. Se les acusaba de herejes aunque eran cristianos, de leprosos, de portar epidemias, etc.
En el suroeste francés fueron también muy numerosos, conocidos como cagots, sin embargo la documentación se perdió durante la Revolución, puesto que fueron los primeros interesados en que se perdieran sus orígenes al convertirse en ciudadanos republicanos de pleno derecho.
A los agotes que residían en el País Vasco y País Vasco Francés cuando se movilizaban se les imponía a llevar algún distintivo especial, por lo general una pata de ganso, o en su lugar un pedazo de tela con la forma de la pata del palmípedo, que finalmente se sustituyó por un trapo rojo cosido a la ropa. En algunas zonas se les obligaba a llevar una campanilla que fuera anunciando su presencia. Se les prohibió la entrada a determinadas zonas de la comunidad y quedando reducidos a determinadas zonas del núcleo urbano, se les obligaba a permanecer en ellas, no permitiendo que visitaran ciertas zonas comunales como ríos, fuentes, determinados barrios etc.
Físicamente, aún dados la endogamia y lo poco numeroso del grupo hoy día sus descendientes son exactamente iguales que el resto de la población, tenemos que tener en cuenta que en Bozate encontramos apellidos de clarísima procedencia agote. Es curioso como las descripciones son muy variables, los autores que defienden su procedencia germánica los describen como rubios y corpulentos, los que se inclinan por su procedencia sureña, más bajitos y morenos. El propio Pío Baroja describe a los agotes de Bozate como fenotipo centroeuropeo, no obviando que algunos ancianos agotes podían tener rasgos más morenos o mediterráneos, lo cual defendería un tipo mixto, más en consonancia con una sociedad donde posiblemente la endogamia ya no se llevaba tan a rajatabla. Su sobrino Julio Caro Baroja, se inclina a la descripción física centroeuropea.
No tenemos constancia de que pudieran presentar anomalías genéticas o alguna característica peculiar, pero la estigmatización lo que hace en ocasiones es inventarlas directamente y se les acusó de cierto grado de idiotez hereditaria, de cretinismo, de ser enanos montañeses similares a los pigmeos, de trabajar sin educación y de solo ser capaces de trabajar en el campo, de lujuriosos, de excesivamente tímidos etc.
Lo que si podemos afirmar es que demasiado sufrimiento heredado por estos pueblos y que incluso hoy día, pretender mantener el silencio es producto del estigma y de la presión social que sufrieron estas pobres gentes.




martes, 6 de octubre de 2015

Totemismo

El grupo totémico es un conjunto que abarca el tótem, es decir, un objeto de la
naturaleza o un fenómeno natural como el sol, la luna, la lluvia, el agua, el fuego, o más frecuentemente plantas o animales, y por otra, a los hermanos de tótem, las personas pertenecientes al grupo, que son denominadas según el tótem y creen poseer una especie de comunidad de sangre con él.
Los ritos son muy importantes, para favorecer al tótem, y si es planta o animal, promover su crecimiento y multiplicación.
Mercedes de la Garza nos lo describe de la siguiente manera: el totemismo es la relación permanente de carácter mágico, mítico y de parentesco de un clan con animales, plantas u objetos considerados como tótems. El tótem es patrono, auxiliador, compañero o pariente. Hay nombres y emblemas relacionados con él; una identificación con el mismo; prohibición de matarlo, de comerlo o de tocarlo, u obligación de comerlo, y un
ritual a su alrededor. En torno a esta creencia hay multitud de mitos acerca de la descendencia común del tótem y sobre sus aventuras con el antepasado humano del grupo. Entre los tabúes está la prohibición de casarse dentro del mismo grupo totémico (exogamia), que es una de las notas definitorias por excelencia del totemismo.
En la actualidad se han delimitado ya las distintas esferas en las relaciones del hombre con los animales: la zoolatría nada tiene que ver con el totemismo; el "totemismo individual", o creencia en un a ter ego zoomorfo, tampoco parece tener mucha relación, incluso, la creencia en un animal antepasado, es más bien, una forma de relación mística del cazador con su caza, en las sociedades de cazadores, y es preferible no incluirla
dentro del totemismo.
Resumiendo, el totemismo sería una de las formas de simbolismo animal, el cual es muy rico y no es exclusivo de las culturas cazadoras, sino que lo encontramos en diversos contextos religiosos de distintos niveles culturales.
Vamos a ir viendo unos ejemplos y ahondaremos más en otra forma de relación con los animales, los naguales mesoamericanos.
Así vemos en la antigua religión egipcia un gran número de animales sagrados: toros, cameros, cocodrilos, gatos, peces, serpientes, a los cuales los visitantes de los santuarios les llevaban ofrendas. Los dioses eran antropozoomorfos o tenían un aspecto humano y otro animal; y ciertos animales sagrados eran considerados como el "alma", ba, de los
dioses, por ejemplo, el Carnero de Mendes, que incorporaba las almas de los cuatro grandes dioses Ra, Shu, Geb y Osiris.
Entre los pieles rojas de Estados Unidos, los animales tienen tales poderes que enseñan a los hombres los ritos que deben practicar y les dan los remedios contra las enfermedades. En los antiguos celtas, los dioses pueden transformarse en animales para lograr sus propósitos. Cada dios, al mismo tiempo, se acompaña de su propio animal.

BANEBDYEDET: Ba, Señor de Mendes.